Tu embudo de ventas está roto (y no es culpa del algoritmo)
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May, 18, 2025
Tu embudo de ventas está roto (y no es culpa del algoritmo)
Vamos a decir las cosas como son: si tu embudo de ventas no está vendiendo, no es porque el universo te tenga manía. No es porque la luna esté en Mercurio retrógrado ni porque el algoritmo te haya hecho ghosting. Es porque algo está fallando. Y no, no necesitas otro webinar, ni cambiar el botón de «comprar ahora» por uno fucsia con brilli-brilli.
Tu embudo está roto porque está diseñado para robots, no para personas. ¡Ah! Y porque está lleno de pasos que a nadie le importan, con frases que no convencerían ni a tu tía la de los sorteos de Facebook.
El embudo no es magia, es psicología
Un embudo de ventas, en cristiano, es simplemente una serie de pasos para llevar a una persona desde «no te conozco de nada» hasta «te tiro la tarjeta de crédito en la cara». Pero esto no funciona si en cada paso pareces un teleoperador de los 2000 leyendo un guion.
La clave no está en automatizar más, sino en conectar mejor. Cada email, cada página, cada botoncito debería tener un solo objetivo: que la persona sienta que está hablando con alguien que la entiende. Si no hay empatía, no hay conversión. Punto.
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Lo que mata embudos (y neuronas)
Secuestro de datos innecesario
«Dame tu nombre, tu email, tu DNI, la marca de tu champú y ya si eso te dejo ver el PDF gratuito de 3 páginas». Relájate. No eres el FBI.
Contenido sin alma
Si tu email parece redactado por ChatGPT con sueño (ironías de la vida), la gente lo va a borrar sin pestañear. Hablamos de personas, no de «leads».
Promesas vacías
«Con este curso ganarás dinero mientras duermes». Claro, y también adelgazarás comiendo donuts. Si no puedes prometerlo con los ojos abiertos y sin reírte, no lo digas.
Un embudo con calle
Te doy una receta express para un embudo que no huela a spam:
Anzuelo: Algo que de verdad le interese a tu audiencia. No un eBook genérico, sino algo que resuelva una duda real, urgente y que le quite el sueño.
Bienvenida que enganche: Nada de «Hola, gracias por suscribirte». Diles algo que les reviente el scroll. Usa una historia, una pregunta pícara, una opinión impopular.
Secuencia que seduce, no que acosa: Tus emails no tienen que perseguir, tienen que persuadir. Uno al día, cortitos, jugosos, con personalidad. Como mensajes de voz de una amiga con mala leche y buenos consejos.
Oferta clara, sin rodeos: Cuando vendas, hazlo sin pedir perdón. Nada de «quizás te interese» o «si no es molestia». Si tu producto ayuda, es tu deber ofrecerlo con orgullo.
El error más grande
Creer que un embudo lo arregla todo. Que si pones los pasos «correctos», el dinero cae solo. Nope. Un embudo es solo el camino. Pero el que camina, el que siente, el que decide… es un ser humano. Si no entiendes a la gente, da igual cuánto optimices.
Así que antes de rehacer tu embudo, pregúntate esto: ¿Estoy hablando con personas o con avatares imaginarios? Porque si estás escribiendo para un «buyer persona» inventado, vas a acabar vendiéndole a nadie.
Habla como hablas. Escribe como escribes. Y sobre todo, véndele solo a quien realmente puedes ayudar. El embudo no es una trampa, es una invitación. Haz que merezca la pena recorrerlo.
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